jueves, 12 de marzo de 2009

Milán: dos pájaros de un tiro.

Capital de la moda y capital del arte, Milán es la capital lombarda que no puede olvidarse en cualquier viaje de mochilas. Esta ciudad chica, sumergida entre el esplendor y el industrialismo, la puedes recorrer en sólo un día.

El acento italiano le cambia la cara a cualquiera, es que entre el cantito y la simpatía uno siente que sabe hablarlo como si fuera su lengua natal. Lo mejor para hacer en esta ciudad, más allá de los típicos puntos turisticos, son los puntos culinarios. Es la capital del Fernet, aquí se fabrica esta bebida que aunque tan famosa en argentina los milaneses se sorprenden al saber que lo tomamos con coca-cola: ellos lo beben sólo.


El olor a queso recien salido del horno llama a comerse una pizza por ahi. Aquí son menos comunes las porciones y egoistas en su consimisión. Es una pizza por persona. En cuanto al helado, no se puede describir con palabras. Hasta en invierno es placentero comerse uno. Pero más allá de las típicas comidas italianas (pasta, lasagna, milanesa), no hay que olvidarse de pedir en alguna cantina "amaretto di saronno", un licor con sabor a maza pan tan con un sabor tan rico como su olor.

Las salidas nocturnas son tempraneras. La mayoría de los milaneses visitan por las noches el canal de Naviglio. Miles de barcitos van escoltando a diestra y siniestra este canal que huele a venezia.
Por último, el viajero no puede olvidarse de los puntos básicos para visitar.
  • La catedral o el Duomo.
  • Arco de la Paz
  • La piazza de la Scala
  • Teatro la Scala
  • La pinacoteca de Brera y el Palacio de Brera
  • Santa María de la Gracia
  • Basilica de San Ambrosio
  • Castillo Sforzesco
  • La avenida de la moda en donde se encuentran todas las casas de alta costura. Desde Dolce & Gabbana hasta Armany y Roberto Cavalli.


Esperanza Ordoñez

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